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Poesía

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Tras Aquella Cortina de Niebla

  Le dijeron que no había nada, que la estepa, si no era infinita, por lo menos era lo bastante grande como para no ser abarcada por una persona ni aún viviendo 100 vidas, pero él estaba desesperado. Oyó un llanto tras la cortina de niebla y de inmediato pensó en su hija, perdida hace ya mucho, llamándole para que le rescatase. La locura y la aflicción envenenaron su memoria y le hicieron olvidar que ya había encontrado a su pequeña, sus restos al menos; o quizá no lo recordaba porque nunca quiso aceptarlo, sus ojos ciegos ante la cruel realidad. La fantasía era un escape, y dicho escape estaba tras la cortina, así que fue. Imposiblemente alta, incomprensiblemente extensa, la cortina de niebla estuvo allí desde antes de que el país tuviese nombre y permanecerá incluso después de que lo pierda. Más oscuro que una noche sin luna, de un silencio ensordecedor, capaz de volver los latidos del propio corazón un estruendo insoportable. Era a donde solo iban quienes ya estaban perdidos en es

Tecnofobia

Aquella mujer se recostó exhausta sobre el helado banco metálico y quedó mirando el techo por unos segundos, como quien mira al abismo con ganas de saltar. Sacudió su cabeza y tomó el termo de café de su cartera; aún estaba caliente, Gracias a Dios. Dio un trago y tras un hondo suspiro cerró los ojos por primera vez en todo un mes. Su cabeza le dolía, llena de mil y un términos médicos, legales e informáticos que no entendía. Lo único que ella tenía seguro era que su hijo se encontraba en coma. Todo pasó de forma tan repentina y extraña, que aún después de recibir cientos de explicaciones de docenas de personas de distintas especialidades aún no entendía lo que sucedió. Repasó todo en su mente: Su hermano menor, un friki fan de los jueguesitos y las cosas japonesas, había venido de visita. Pese a su rareza, es un joven muy trabajador y cariñoso, y un tío excelente. Entre sus nuevas adquisiciones extrañas estaban unas "gafas de real

La Determinación de Sísifo