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Luz de Luna

Noche Polar con Luna Llena y una aurora verdoza surcando el cielo estrellado Fuente


Esto cuentan los más ancianos…

En una noche estrellada ocurrió que un Ángel decidió visitar la tierra por curiosidad. La creación de Dios le parecía tan fascinante desde el cielo que no se resistió y bajó, posando sus pies descalzos sobre el manto de nieve invernal.

Cuando vio al cielo, vestido de aurora, se llenó de regocijo su corazón, le maravillaba a más no poder. El encanto de las pequeñas criaturas, correteando y curioseando por allí, la divertían y le hacían preguntarse que tan maravillosa podía llegar a ser la vida.

Pero entonces, a lo lejos y entre las escarpadas rocas de las montañas, vio una criatura que no parecía disfrutar de su existencia.

El Ángel se acercó y le llamo como pudo. Le era difícil, pues desconocía su nombre. Este parecía asustado ¿De Qué? Posiblemente de la vida y de cómo no parecía encajar en ella. Su pelaje oscuro le hacía una presa fácil para los depredadores, carecía de una dentadura apropiada y sus patas eran muñones, sin garras o dedos a la vista. Su apariencia no le era grata ni a él mismo, cuando el Ángel se le acerco él se apartó avergonzado.

El Ángel no se resignó ante la negativa del animal por mostrarse. Cuando se encontró tan cerca como para tocarlo, le acaricio las orejas, la cabeza y el mentón. El animal parecia gustarle mucho que le acariciasen. Viendo lo feliz que se había puesto, el Ángel tomo la responsabilidad de cuidar y velar por el animal hasta que fuese capaz de obtener la felicidad por sí mismo.

Entonces, para iniciar con su misión, el Ángel empezó con darle al animal con qué protegerse. Tomando un puñado de nieve, unos rayos de la luna y con un beso cariñoso, el Ángel creo y cubrió al animal con un manto que le permitiese camuflarse. El animal tomo el regalo con alegría y comenzó a juguetear ocultándose entre los montones de nieve, pero el Ángel le explicó que ese manto nunca debía usarlo para huir, sino para avanzar.

Después, el Ángel tomo unas estalactitas heladas, las embutió en polvo de estrellas y las inserto en el hocico del animal, creándole una nueva dentadura fuerte y amenazante. El animal empezó a sentirse fuerte y superior, y comenzó a amenazar a los animales que eran más pequeños que él. El Ángel le reprendió diciéndole que esos colmillos nunca debía usarlos para el mal y dañar, sino para el bien y vivir.

Luego el Ángel tomo las olas del mar, las petrificó con valor y respeto, y las bañó con polvo de diamantes y así creo las garras y los dedos del animal. Este comenzó a trepar por los árboles y a tomar cosas que otrora le eran imposibles de poseer. El Ángel le advirtió que cuidara de sus patas y que nunca tomasen nada que no le perteneciese.

Lo último fue que la Ángel le enseño al animal a cómo vivir. Le mostró como se dormía, como cazar, como comer, y le dio un nombre, sencillo para que nunca lo olvidara y cargado de orgullo, gallardia y nobleza: Lobo.

El amor que sentía el Ángel por el Lobo no parecia tener fronteras, y lo mismo se podía decir del Lobo por el Ángel. Cuando el Lobo volvia de cazar, siempre traia de regalo bayas y frutos secos a su protectora. Cuando esta se lastimaba, el Lobo lamia las heridas para que estas no se ensuciaran y curaran más rápido. Cuando iban de paseo, el Lobo siempre cuidaba de alejar a los animales más grandes y agresivos para que no lastimaran a su Ángel.

Cuando el Ángel vio que su querido Lobo, ahora fuerte y valeroso, era capaz de ser feliz por su cuenta, decidió que era hora de retirarse.

A la luz de la luna llena, con el amanecer tras el horizonte, el Lobo y el Ángel se despidieron entre lágrimas y risas. El Ángel prometió siempre velar por el Lobo, y este juro jamás olvidarle y vivir según como le había enseñado. Y tras darle un beso, el ángel partió y alzo el vuelo hacia el cielo, perdiéndose entre los rayos de la luna.

Y al verle irse, el Lobo empezó a aullar...

Esto cuentan los más ancianos: los lobos aúllan a la luna porque le piden la bendición a quien hacía mucho tiempo atrás fue su madre, y que siempre lo será…

…Hasta el fin de los tiempos.

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