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Alguien Diferente...

Una persona de afrodescendiente semidesnuda a la que una manos caucasicas abraza y cubre sus senos desde detras

Al terminar su ducha y salir, vio su cuerpo desnudo frente al gran espejo y pudo notar que algo sobresalía de su tórax, un pequeño bulto rígido e inerte justo por debajo del pectoral izquierdo. No era doloroso ni tampoco presentaba ninguna coloración extraña, por lo que él no le dio mucha importancia. Había reunido casi toda su energía para levantarse y tomar una ducha, ya no le quedaban ánimos para preocuparse por algún cuerpo extraño, por lo que se vistió y fue a dormir.

A la mañana siguiente se encontró con que el bulto se había transformado en la punta de un dedo. La primera falange de un dedo con todo y su uña emergía de sus costillas, siendo capaz incluso de moverse por su cuenta. Él no podía sentir nada en el área donde estaba el dedo, y tampoco podía moverlo a voluntad, si lo hacía era por mandato de otra mente. En el transcurso del día las demás falanges fueron conformándose hasta crear todo un dedo índice que se movía erráticamente a ratos, siendo una completa molestia. Él ya empezaba a preocuparse, dormir con el bulto había sido difícil, el dedo lo había vuelto algo imposible. Se movía como si quisiera escapar, golpeando y rasguñando sus costillas con insistencia. Los demás dedos emergieron con el transcurrir de la semana y al cabo de medio mes toda una mano derecha se formó en sus costillas.

Era una mano quisquillosa, prefería lavarse a si misma que ser tocada por él, por muy complicado que le resultase. Se movía frenética siempre que él vestía algo que la tapase para disimular que no estaba. Por varios días él temió que la gente notase la muy obvia mano que le sobresalía del pecho, pero una tarde en la que no tuvo más opción que salir a comprar suministros se dio cuenta de que nadie parecía percatarse de la mano, aun cuando se movía de forma alocada. Incluso en una cena que tuvo con sus padres, de las únicas veces en las que salió de su habitación en mucho tiempo, ninguno de ellos dio indicios de saber de la existencia de la mano. Ello hizo que él decayera aun más, pues se percato de que no tenia a quien recurrir por ayuda, y la mano crecía más y más.

Al cabo de dos meses todo un brazo derecho hasta el hombro estuvo formado. Con mayor movilidad y alcance, el nuevo brazo empezó a realizar tareas más complejas y a provocar en él más molestias. En las noches, mientras él trataba de dormir, el brazo tomaba una libreta de dibujos que había sido abandonada por él y dibujaba incansable. Por la mañana él encontraba un montón de dibujos amateur con un detalle y expresividad que él desearía tener...

Mientras se formaba "eso", más cansado él se sentía. El simple hecho de levantarse de la cama le parecía imposible, pero "eso" le obligaba a levantarse, le golpeaba, zarandeaba y rasguñaba hasta que lograba su objetivo. Él intentó dejar de comer para ver si con la falta de comida "Eso" se calmaba, pero le obligaba a alimentarse. Luego él quiso dejar de usar el baño para ver si "Eso" se hartaba y lo dejaba, pero le obligaba a bañarse. En una ocasión quiso tomar un cuchillo, lo acercó a "Eso" y no reaccionó, cuando él lo puso cerca de su cuello, "Eso" lo tomo rápidamente y lo lanzó lejos... una y otra y otra vez.

Un enorme miedo se apoderó de él, y cada día era más grande conforme "eso" crecía. Algo le daba la impresión de que quizá él y "eso" no serian capaces de convivir en el mismo espacio y que en algún momento "eso" ganaría. Ese momento llego a los 6 meses de cuando todo inició.

Una noche él notó como los ahora dos brazos de "Eso" hacían fuerza, queriendo salir del cuerpo de él. Un horrendo dolor, como el de los huesos siendo dislocados, invadió todo su cuerpo. "Eso" jalaba cada vez con más y más fuerza, posando sus manos por donde mejor podía. Él se mantuvo inerte soportando el dolor, no tenia la fuerza o la energía suficiente para luchar, por toda una noche aguantó los forcejeos violentos, hasta que de un momento a otro cesaron, y sintió un alivio indescriptible.

Con la poca energía que tenía volteo a ver que había sucedido y allí fue cuando la vio. Radiante, fuerte y saludable, Ella era como él, pero... "más", simplemente más. Se estaba vistiendo con ropa que él alguna vez quiso utilizar pero nunca tuvo el valor de hacerlo. Se preparó como él jamás lo había hecho con sigo mismo, y entonces Ella volteo a mirarlo. Por un ligero momento se vio en su perfecto rostro un rastro de pena, él quiso saber su nombre pero no quedaba en él fuerzas para hablar ni para seguir existiendo. Ella se acercó a él, posó suavemente su mano en su mejilla, él sintió una reconfortante calidez mientras pasaba la mano hasta su frente para pasar a bajar sus parpados, y así ella le cerro los ojos, y él durmió para siempre.

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